Que tu flor me intimide
Que tu rosa me abarque
Que tu ira me aplaque
Que tu vientre me hipnotice
Que recorra la viña
Y a la calma enternezca
Y la calma,
y paciencia
Que me salven apenas
Caigo en cuenta de lo cuerdo
Cuerdo y pulcro,
hipnotizo.
Que no calma el bullicio
Ni la niebla,
esta niebla.
¡Vaya cauce dorada!
Vaya sola y descalza
¡Qué muchacha más terca!
¡Qué llamada esperada!
Que.
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