Ocurrió un Agosto.

Mente cerrada. Veo borroso. Busco en el olor del café ser más ligero. Cortar la frustración. Dejar que la imaginación se apodere de mi ser. Quitar el freno a éste pesado vientre. Liberar los engranajes de las ideas. Éstas ideas que atascan el funcionamiento natural de mis órganos. Éstas preguntas que me impiden caminar con ritmo. De derecha a izquierda. Balanceándome de adelante hacia atrás. No ser más ésta estatua de sueños. De panoramas perfectos y de acciones imperfectas. De si hubieras y quisieras. Ser más yo sin ti. Y menos de ti en mí. Y busco correr. Desgarrar éste freno de mano que anda aferrado a mis piernas. Darle marcha a la constancia y eliminar los excesos. Mantener a los cercanos. Cuestionar a los lejanos. No juzgar a los que se fueron. Ni pensar en los que huyeron. Sólo ser quien lee un texto y admira cada movimiento. Sólo oler que trae el viento. Disfrutar que estoy oliendo. Sentir la liberación. El escupir estas letras que se acumulan en mí. Y otra vez, aligerarme. Aligerar la mente. Y esperar a que ésta manía de recolectar letras sin sentido ocurra de nuevo. Ocurra. De. Nuevo.

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