Que extraño, lo extraño.

Hoy parto. Hoy me alejo de todo y vuelvo a comenzar. Hoy creo que es lo mejor. Y hoy ya siento que tal vez sea más doloroso de lo que pensé.
Y es que muchas veces quieres algo con todo tu ser. Sueñas con ello y lo deseas con muchas fuerzas. Sabes que es lejano. Sabes que cuando te dicen que no es tan lindo como parece, piensas que no saben nada. Y solo quieres ser el otro. El de al lado. Quieres estar en sus zapatos y a lo lejos se escucha: » Qué envidia».
Y hoy me tocó partir. Hoy estuve frente al que seré y tras el que fui. Me derrumbé. Caí al suelo. Tropecé fuertemente, levante el rostro y me negué a seguir. Quería rendirme. Quería anclarme al fondo del mar, cuadrarme en el sótano del almacén y pedir tregua.
Quería no haber tomado la decisión de partir. Quería no saber lo que es extrañar. Amar. Pensar. Querer.

Hoy querer se convirtió en mi enemigo. Hoy querer me dijo que lo que quería, hoy ya no lo quería. Hoy querer dejó de ser futuro y se convirtió en presente y pasado.

Ayer quería huir.
Hoy quería quedarme.
Mañana quisiera que todo esto valga la pena.

 

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