Aun recuerdo.

Te fuiste una mañana de invierno. Te fuiste para no volver más. Bajaste la escalera eléctrica, te pusiste los lentes de sol y no volteaste más. Yo me quedé estático, agarrando los tirantes de la mochila que andaba atada a mi espalda… atada como tú a mis vértices. Vi tu pelo desordenado deslizarse sobre la faja metálica.

Cada vez más pequeña.

Cada vez más lejana.

Cada vez más ajena.

Cada vez más tú.

cba

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