Aferrado a la idea de lo que fuiste me senté a esperarte. Pasaron varias estaciones y ni ante el fuerte frío ni inquietante calor me levanté de esta banca.
Muchas personas se sentaron al lado mío en este ciclo. Vinieron niños, jóvenes, ancianos y hasta perros. A todos les conté de ti y todos me escucharon muy atentos. Cada uno tuvo una opinión diferente, pero coincidieron en algo: eras auténtica.
A la hora de despedirse, cada uno de estos me deseó el bien, suerte y que tenga paciencia … Pues cosas buenas pasan a los que esperan. Y yo, muy confiado, esperándote seguí.
Hoy ha pasado ya un tiempo y por primera vez me paré de la banca. Mis piernas fueron las primeras en quejarse. Luego mis espalda y así cada una de las partes de mi cuerpo. Los primeros pasos fueron difíciles. Era como aprender a caminar nuevamente. Poco a poco fui avanzando hasta que entré en calor y puede hasta correr. Fue agotador la verdad, pero grandioso.
Ya han pasado algunas semanas desde que me levanté de esa banca. Todo anda bien … Y hasta a veces paso por ahí … Y la verdad que…
Es lindo recordarte.
